. ADORANDO EN EL CRISOL DE LA NOCHE

Por: Dom Esteben Chevevière
Ni aun las tinieblas son oscuras para ti, y LA NOCHE brilla como el día. Salmo 139:12


 Para el verdadero adorador la NOCHE es el momento de la máxima cercanía de Dios. La NOCHE da realce al desierto desmaterializando las cosas. Colores y contornos se desdibujan y todo se disuelve en una capa uniforme de sombra azulada en que se pierde la mirada. El ritmo del tiempo parece estar en suspenso; la inmovilidad ha relevado a la sucesión y trae el presentimiento de que la eternidad está a la puerta. Duerme la tierra es el silencio “mayor”. El firmamento atrae la vista del que vela hacia “los astros que brillan en sus atalayas… Lucen alegres en honor de quien lo hizo”….El adorador escucha al Salmista: “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos.” Salmo 19:1  La noche te será más querida que el día, como más de Dios, ya que en ella no puedes hacer otra cosa que orar, y tus sentidos, liberados de la obsesión del detalle, dejan tu alma más disponible para la unión con Dios. Es la hora que prefería Jesús para sus encuentros con su Padre (Lucas 6:12), y la que han preferido los grandes adoradores: A Medianoche me levanto para alabarte Por tus justos juicios.  (Salmo 119:62 )Me acordé EN LA NOCHE de tu nombre, oh SEÑOR, Y guardé tu ley. (Salmo 119:55) “ Con mi alma te he deseado en LA NOCHE (Isaías 26,9). Pero a Medianoche se oyó un clamor: “¡Aquí está el novio! Salgan a recibirlo.” (Mateo 25:6) 

Si tienes el corazón limpio y el espíritu vigilante, para ti LA NOCHE brillará como el día….La noche exenta de formas creadas, se llena de reminiscencias que le confieren una solemnidad impresionante: La creación de la luz el primer día, y la de los luminares que seguimos admirando tales como salieron de las manos del Creador: La luna y las estrellas. Amparado en la noche, Dios habla con Abrahán para prometerle una posteridad de la que nacerá el Salvador, y esa palabra alcanza en nosotros sus frutos. De noche se encarnaría el Verbo en María mientras oraba. “Un profundo silencio lo envolvía todo, y en el preciso momento de la media noche, tu palabra omnipotente, de los cielos, de tu trono real…. De noche nació La liberación de los Hebreos de la opresión de Egipto, tipo de nuestra liberación espiritual, fue de noche, y Dios quiso que recordara por siempre (Éxodo 12:42)…. Jesús sufrió su agonía y fue detenido en la noche del Jueves al Viernes, y, si murió a media tarde, una noche milagrosa envolvió el Calvario durante las tres horas del drama, para que nada viniera a distraer nuestra atención del sacrificio que nos salva. Y no olvides la más augusta de todas las noches, la que vio a Cristo saliendo vivo y glorioso del sepulcro.Al verdadero adorador le es dado escuchar cada noche esas voces del silencio y recibir la gracia siempre operante de tales misterios. En sus grandes líneas, la Sagrada Escritura le describe el caminar del amor de Dios hacia el adorador envuelto en la sombra amiga…. La obediencia escoge por ti, alégrate de Su elección. Sumido en las tinieblas está el mundo y sólo hay una antorcha: JESUCRISTO. “Yo soy la luz del mundo.” (Juan 8,12). Es también la tuya: “El Verbo es la luz verdadera que alumbra a todo hombre” (Juan 1, 11). Pocos son los adoradores nocturnos. Era la hora preferida de Jesús, la tuya. El subía al monte a solas para orar (Mateo 14:23). Hoy ya no tiene que estar solo…. 


LA NOCHE tiene también sus terrores; puede resultar un crisol. El desierto aprisiona al explorador. El adorador lo lleva dentro. Así igualmente la noche está en ti, a manera de fermento para remover toda la levadura de tu alma. No conoces a Jesucristo sino por la Fe. Pero la Fe es para tu espíritu tinieblas no menos que luz.  Esto te la hará más dolorosa vigilia en Oración, donde no podrás vivir sino de Fe desnuda, sin cosa alguna que te distraiga de las pruebas que te impone, ni te ayude a pasar el tiempo de los silencios de Dios. Tu vida se desliza, la mayor parte del tiempo, bañada en esa “oscura claridad que cae de las estrellas”, siendo así que estás hecho para la plena luz del día. Nada te importaría desdeñar la tierra y sus alegrías; si Dios dejara traslucir su gloria, o pulsara deleitosamente las fibras de tu almas. Aun suponiendo que se te conceda algún contento sabroso, sólo será de paso. Dios quiere ser creído bajo palabra, sin fianza ni contraprueba, y tu postura ante el mundo es la de testigo de la fe. La tuya debe estar pura de toda aleación, sin más punto de apoyo que la afirmación de Dios mismo. No tendrás aquí el aliciente de las grandes manifestaciones de la piedad, ni el sostén de la predicación dada o recibida, sin el estímulo de la dirección de almas. El bien que hagas lo ignoraras totalmente. Las gracias de Dios, aun las más selectas, vendrán tal vez despojadas de todo carácter experimental, y te verás reducido a “querer creer”, a caminar a tientas, entre gemidos, sin comprender más nada.


Has de portarte como si la luz guiara tus pasos, profundizar tu fe, con humildad a esa sustracción de revelaciones y poniendo hasta los últimos detalles de tu vida toda bajo el imperio de la fe. Nadie podrá echarte una mano vigorosa si no es Dios; Dios se esconde. No lo habrás percibido, pero nunca habrá sido tan estrecha tu adhesión a la soberana Verdad, ni tan valiosa tu ofrenda a Dios. Ni habrá estado Dios nunca más cercano: “EL SEÑOR ha dicho que habitaría en la Oscuridad” (1 Reyes 8:12).  Esa “noche oscura” tan martirizadora será cabalmente tu iluminación; conocerás a Dios con su propio conocimiento, sabrás de Él, no lo que la criatura llega a balbucir, sino lo que Él mismo sabe de sí y lo que le place revelar. De todas formas, si Dios te arroja a ese crisol terrible, sufrirás la cosa más tremenda que cabe para un adorador, que cree desplomarse bajo las ruinas de su ensueño. Como Job, tendrás prisa porque despunte, el día.«La luz está cerca», en presencia de las tinieblas. (Job 17,12). En poco tiempo habrás hecho más actos heroicos de fe que otros en una larga vida. Eso en el caso de que abrigues la esperanza de ese alborear próximo, pues la esperanza se enraíza en vivir la fe sin ver. También de ella eres testigo, y de ningún sitio la debes sacar más, que de la promesa divina. No en absoluto en la seguridad de tus méritos o de una vida buena. Tienes que llevar cincelada hasta en tu carne la convicción de la gratitud del don de Dios. En el lagar de la tentación exprimirás hasta la última gota de esa confianza en ti mismo de la que has estado lleno. Dios permitirá por algún tiempo que no vislumbres ya el fin de esa noche horrorosa y creas, hagas lo que hagas, que estás destinado a las tinieblas eternas.

No es seguro que llegues ahí. Todo depende del grado de santidad al que te llama Dios, pero ¡está tan dentro de la línea de una vida escatológica ser purificado a fondo en ese morir espiritual anticipado.! Invisible, en la sombra, el Espíritu Santo te sostendrá, y tu alma angustiada no dejará de esperar contra toda esperanza, invenciblemente convencida de la fidelidad de Dios, en virtud de la cual, en este mismo destierro te ha “desposado”. Y te desposaré conmigo para siempre; te desposaré conmigo en justicia, juicio, benignidad y misericordia.(Oseas 2:19-20). “El SEÑOR lo ha jurado, no se retractará” (Salmo 110:4). La infidelidad tuya no acarrea la de Dios. Cuando vuelves a Él arrepentido, le encuentras esperándote con todos los bienes que tenía pensado otorgarte. “Pronto; traigan la mejor ropa y vístanlo; pónganle un anillo en su mano y sandalias en los pies.” (Lucas 15; 22).
Todo eso lo sabes de muy atrás; en este momento de prueba, el Corazón del Padre, abierto a todos te parece cerrado para ti. Pese a todo tu alma “espera al SEÑOR ” (Salmo 33:20). En tu desolación no cesarás de repetir: En Ti espero todo el día. Acuérdate, oh Señor, de Tu compasión y de Tus misericordias, Que son eternas. (Salmo 25,: 5-6). Pensarás que lo dices con la punta de los labios, solo por cumplir un ritual, cuando antes te podrían arrancar la piel que hacerte dudar de la palabra de Dios. Pero la noche nos oculta el horizonte de luz. Seguirás tu camino, con tu mano temblorosa cogida de la de tu Padre del cielo. “ Me así de ÉL y no quise soltarlo”. (Cantares 3:4). ¡Oh! qué difícil es creer en el amor de Dios cuando el cielo parece cerrado, y te abruma el sentimiento de que nada debes esperar de ÉL. Lo has dejado todo con el fin de vivir en la intimidad de Dios. Dios finge no dignarse dirigirte una mirada; y se te hace tan lejano que dudas de si te amará Aquel que, a despecho de todo, es tu único amor. Nada oprime tanto como un amor ignorado o desdeñado. Con el corazón lacerado te quejaras al Señor de haberte engañado al prometerte su intimidad, y te trata peor que un esclavo. Se te haría inconsolable esa frialdad de Dios si no supieras que Él te ha amado primero (1 Juan 4, 10). De lo contrario, te sería indiferente. Lo que Él quiere es que le ames como merece ser amado: Por sí mismo, por su amabilidad trascendente, y no en primer lugar por su bondad para contigo. Deberías amarlo aunque nada te reporte, porque es el Bien sustancial. Sé testigo ante los hombres de que ÉL es digno de ser amado de esa manera desinteresada.


El desierto con su aridez, la noche con su anonadamiento de las formas, hablan menos de la magnificencia de Dios que de su trascendente perfección. No basta que lo sepas. Debes experimentar y ofrendar al Amor ese homenaje gratuito. Si la prueba durase demasiado podrías declinar. La humildad te salvará. Acepta el no saborear el Amor de Dios, por lo mucho que has gustado el de las criaturas, y el andar en las tinieblas sin siquiera sentir la mano paternal que te lleva sin tú saberlo. Guíate por su voz; no cesa de resonar en la Escritura: “Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él.” (1 Juan 4:16). Ejecuta todo lo que manda el amor. Podrás, como Job, discutir: “ Aunque me matare en ÉL esperare” (Job 13,15).Y sobre todo, tente por indigno del menor favor de Dios: “Padre, no merezco que me llames hijo trátame como a un jornalero” (Lucas 15,19). Entonces no te sentirás frustrado si te toca avanzar por la vía común.No vuelvas atrás. No lo achaques ni al medio ambiente ni al marco de la vida: La noche está en ti, y obedece a Dios. Podrá ser estéril para los hombres, pero, es siempre fecunda en las manos del Creador. Antes que la luz eran las tinieblas; de ellas hizo Dios brotar la claridad del día…. El Señor espera de ti esa fe, no te zafes. Aquel que te ama se oculta en esa oscuridad y te da cita en su misterio. Los que sirven por LA NOCHE en la Casa del SEÑOR, Alcen sus manos al Santuario y bendigan al SEÑOR. (Salmo 134:1-2).

Cuando llegue el día en que Jesús ocupe ese primero y exclusivo lugar en tu existencia. Entonces, en verdad, te habrás sentado con ÉL para cenar (Apocalipsis 3:20).

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Y apareció el Señor a(Coloca tu nombre) Isaac aquella Noche.” Génesis 26:24

Por:George Matheson

Ocurrió la misma noche en que Isaac fue a Beerseba. ¿Crees que esta revelación fue una casualidad? ¿Crees que el tiempo en que ocurrió también lo fue? ¿Crees que podría haber acontecido en otra cualquier noche lo mismo que en ésta? Sí, es así, estarías seriamente equivocado. ¿Porqué le aconteció a Isaac en la noche en que llegó a Beerseba? Porque ésa fue la noche en que llegó a su descanso. En su antigua localidad había estado atormentado. Hubo una serie de riñas pequeñas sobre la posesión de ciertos pozos insignificantes. No hay molestias tan grandes como los pequeños problemas, especialmente si existe una acumulación de ellos. Isaac se dio cuenta de esto. Aún después de haber pasado la contienda, el lugar dejó un recuerdo desagradable para Isaac. Por lo tanto, estaba resuelto a partir con el fin de buscar otros horizontes. Levantó su tienda lejos del lugar de sus anteriores luchas. Aquella misma noche llegó la revelación. Dios le habló cuando ya no quedaban tormentas en su interior. Isaac no escucharia con una mente turbada. La voz de Dios requiere el silencio del alma. Sólo en la quietud de espíritu Isaac pudo oír el susurro de la voz de Dios. Su noche quieta fue su noche estrellada.

Alma mía, ¿Has meditado en estas palabras? ” Quédate quieto y conoce que yo soy Dios?” En la hora de la angustia no puedes oír la respuesta a tus oraciones. ¡Con cuánta frecuencia pareciera que la respuesta llega mucho después! El corazón no oía ninguna  respuesta en los momentos en que lloraba, solo oía sus truenos, sus terremotos y sus incendios. Pero una vez que  cesan las lágrimas, una vez que se restableció la calma, una vez que tu mano dejó de llamar a la puerta de hierro, una vez que tu interés por las vidas de otros  supera la tragedia de tu propia vida, solo entonces aparece la largamente esperada respuesta.  Debes descansar, oh alma mía,para obtener lo que tu corazón anhela. Reduce los latidos del corazón que son provocados por la preocupación por ti mismo. Coloca la tormenta de tus problemas personales en el altar divino de las pruebas diarias, y esa misma noche se te aparecera el Señor. Su arco iris abarcara todo el diluvio en retroceso, y en tu inquietud oirás la música inmortal…

“Las lecciones más grandes de la vida son las que aprendemos, no en los colegios ni en las universidades, sino en la quietud del alma, en la presencia del Señor…” A.D.  


“Por lo cual me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias por Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy Fuerte.” (2 Corintios 12:10)


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