● EL AYUNO FORTALECE LA ORACIÓN

Por: Wesley Duewel El ayuno está tan íntimamente relacionado con la Oración que le añade su bendición en muchas maneras. Gran parte de sus oraciones se harán sin ayuno, así como gran parte de sus oraciones no incluyen la lucha en la oración y la Guerra. Pero el ayuno siempre tiene esta doble capacidad:

En primer lugar, puede bendecir y fortalecer su oración regular. Constituye un componente bendecido de una vida devocional profunda, de un andar cercano a Dios. Mi padre imploraba a menudo cuando exhortaba a sus congregaciones y les pedía que ayunaran: “¡Hagan la prueba! ¡Hagan la prueba!”

En segundo lugar, puede intensificar su poder para prevalecer en oración. Para las ocasiones en que Satanás lleva mucho tiempo atrincherado y es necesario sacarlo y hacerle retroceder, el ayuno junto con la oración puede llegar a ser de imperativa importancia. Para las batallas en las que Satanás ha resistido más allá de la intercesion militante, agréguele ayuno a su oración. Si es posible, incluya el ayuno colectivo y la oración.

Hagamos una lista de las maravillosas formas en que el ayuno beneficia la oración.

1. El ayuno aumenta la humildad. Esdras se humilló mediante el ayuno (Esdras 8:21). David se humilló mediante el ayuno, cuando su “oración se volvía a su seno” (Salmo 35:13). La búsqueda intensa de Dios siempre incluye el humillarse ante Dios. “Humillaos…bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo” (1 Pedro 5:6, ver 2 Crónicas 7:14; Santiago 4:10, 1 Pedro 5:5). El menor indicio de orgullo o de ambición egoísta puede obstruir la oración prevaleciente. El ayuno es un medio bíblico que conduce a mayor humildad.

2. El ayuno puede aumentar el deseo de que Dios obre. El hambre espiritual y el ayuno tienen poderes recíprocos. Cada uno profundiza y fortalece al otro. El uno hace que el otro sea más efectivo. Cuando su apetito espiritual se haga muy profundo, puede ser que usted aun pierda el deseo de comer. Todas las formas mas intensas de prevalecer en oración: carga de oración, lucha en la oración, y la guerra en la oración, se pueden intensificar, esclarecer y fortalecer mediante el ayuno.

El ayuno es natural cuando usted tiene suficiente carga, está luchando y prevaleciendo poderosamente, y guerreando en combate personal con Satanás y sus poderes de las tinieblas. El ayuno se convierte en algo dulce y bendito a medida que su deseo se expande hacia Dios. Su deseo adquiere un tremendo poder cuando usted ayuna y ora: particularmente cuando usted aparta tiempo de todo lo demás para entregarse al ayuno y la oración. El ayuno puede convertirse en un gozo.

3. El ayuno intensifica la concentración en la oración. El ayuno fortalece sus prioridades en la oración, concentra su prevalecimiento, y le permite concentrarse con menor número de interrupciones en intercesion prevaleciente. Satanás quiere introducir cien distracciones en su oración prevaleciente. El ayuno le facilita a su naturaleza espiritual manejar las distracciones y le ayuda a triunfar sobre los sentidos.

El ayuno le ayuda a despejar y a descargar su mente de las actividades, los problemas, las responsabilidades y las amistades. Le permite al viento del Espíritu despejar su neblina mental y espiritual, dándole así libertad y limpiándole de gran parte del mundo externo. Entonces se hace más fácil estar a solas con Dios, cara a cara, en comunión e intercesión.

El ayuno puede conducir a gran calma y paz del alma. Sin embargo, puede despejar el camino para la lucha dinámica y la poderosa guerra en la oración. La noche que pasó Jacob en oración fue un ayuno de sueño y de la familia, mientras que luchaba solo con Dios (Génesis 32:22-30). Los cuarenta días que Jesús pasó en el desierto incluyeron la abstención de alimentos, del trabajo regular de los contactos sociales y, probablemente, en algunos casos, del mismo sueño.

R.A. Torrey dijo lo siguiente acerca del ayuno y la oración: “Existe un poder peculiar en tal oración. Cada crisis grande en la vida y en el trabajo debe enfrentarse de esta forma”. Andrés Murray dijo: “El ayuno es necesario para que la oración pueda desarrollarse completa y perfectamente”.

4. El ayuno solidifica la determinación. Satanás siempre quiere convencernos de que debemos darnos por vencidos y dejar de interceder. El ataca de diversas formas: letargo, cansancio de la batalla, y desaliento. El quiere desviarle del prevalecer hasta que llegue la respuesta. El ayuno es como una inyección de hierro en su alma, alimenta su naturaleza interior con nuevo denuedo y determinación, y le da santa determinación. El ayuno fortalece su importunidad y le ayuda a expresarla.

Andrés Murray escribe: “Somos criaturas de los sentidos: el ayuno nos ayuda a expresar, a profundizar y a confirmar el propósito de que estamos listos para hacer cualquier sacrificio, aun el de nuestra persona, con tal de obtener lo que buscamos para el reino de Dios”.

5. El ayuno alimenta la fe. Cuando a la oración se le añade el ayuno, usted sabe que está siguiendo el ejemplo de la oración prevaleciente del Antiguo y del Nuevo Testamentos. Su confianza comienza a profundizarse. Su esperanza empieza a aumentar, porque usted sabe que está haciendo lo que agrada a Dios. Su disposición de negarse a sí mismo y de tomar esta otra cruz enciende el gozo interior. La fe suya comienza a arraigarse, de manera más simple y con mayor firmeza, a las promesas de Dios.

6. El ayuno le hace más accesible a la obra del Espíritu Santo. El ayuno es soltar nuestros deseos naturales, negarse a estar atado a lo visible y lo palpable, y facilita el apropiarse de los recursos celestiales. Ayuda a ir más allá de lo natural y a ser el amo de nuestro cuerpo (1 Corintios 9:27), cuando negamos nuestra naturaleza física. Tal vez hace que su naturaleza sea más accesible al contacto del Espíritu. Es más fácil escuchar la voz del Espíritu, por el hecho de que el ayuno nos ayuda a olvidarnos del mundo a nuestro alrededor.

Nosotros no manipulamos ni le damos órdenes al Espíritu, pero nos ponemos cada vez a mayor disposición de El a medida que ayunamos y oramos. El nos puede comunicar nuevas cosas y puede tener Nuevo acceso a nosotros. Jamás podré agradecerle lo suficiente a Dios por lo que El ha dicho en tales momentos. El puede vestirnos de manera más completa y prepararnos para ser usados más libremente. Parece hacernos nuevamente accesibles a la presencia del Espíritu y a su poder. Jesús volvió “en el poder del Espíritu” cuando hubo ganado su batalla de cuarenta días de oración y ayuno (Lucas 4:14).

7. El ayuno enciende la intensidad y el celo. A medida que el ayuno alimenta nuestra fe, solidifica nuestra determinación, y abre a la obra interna del Espíritu, nos enciende con creciente intensidad y celo. Poco después del ayuno de cuarenta días, vemos a Jesús, ardiendo de celo por la voluntad de Dios en la casa de Dios (Juan 2:17). El ayuno enciende toda clase de intensidad y de celo: para darse completamente a Dios y para él, para orar hasta haber prevalecido, para ver a Satanás derrotado y realizada la voluntad de Dios, y para hacer todo lo que esté a nuestro alcance para la gloria del nombre de Cristo. Tal intensidad y celo santo aumentan tremendamente el poder de la oración prevaleciente. Enciende el fuego del alma con el fin de que Cristo prevalezca en cada vida y en cada situación.

Para resumir, el ayuno prepara el camino del Señor. Le concede poder a la oración para hacer que Santanás retroceda y para rechazar sus tinieblas, para quitar las barricadas que él pone en el camino, y para derrotar sus fuerzas de combate. La oración combinada con el ayuno le prepara el corazón para prevalecer más poderosamente, aumentar su fe, y para seguir perseverando hasta que la voluntad de Cristo triunfe de manera visible. El ayuno le da un poder dinámico tremendo y efectividad a toda clase de oración prevaleciente.

Isaías reprendió a Israel por suponer que el ayuno sin obediencia tenía algún valor. El dijo: “No ayunéis como hoy, para que vuestra voz sea oída en lo alto” (Isaías 58:4). El no estaba condenando al ayuno en sí mismo, sino al ayuno hipócrita. Lo que esto implica es evidente: el ayuno bíblico ayuda a que su voz sea escuchada en lo alto y a que su oración prevalezca para Dios aquí en la tierra.

ORACION: Señor, prepara nuestra mente, espiritu y cuerpo, para el ayuno. Cúbrenos con espiritu de ayuno y de oracion para prevalecer como Jacob, cuando lucho con el angel en Peniel y confesar como el: No te dejare, si no me bendices.Genesis 32:26 Y como Jacob tener nuestro Peniel. Y llamo Jacob el nombre de aquel lugar, Peniel, porque dijo: Vi a Dios cara a cara, Y FUE LIBRADA MI ALMA. Genesis 32:30 Si Señor, tendremos nuestro Peniel, nuestro encuentro contigo, nos daras tu bendicion. Te veremos obrando en nuestros hogares, esposo(a), hijos(as), Finanzas y salud, según tus planes y conforme a tu Voluntad, que es buena, agradable y perfecta.Si tan solo prevalecemos en oracion y ayuno . Ayúdanos y fortalecenos. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Amen. Lucy Martinez Cadavid

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